Aprobaron la Ley de Identidad de Género. Toda persona podrá ser identificada en el DNI con el género que desee, sin necesidad de operarse. Además, las cirugías deberán ser cubiertas por obras sociales y prepagas. Capacitarán a médicos.
Las personas trans –el término que se usa para esquivar el peso social de la palabra travesti– vivieron acostumbradas a que sus propios padres las echaran de sus casas, a que nadie les diera trabajo, a encontrar en la prostitución la única vía de supervivencia y a morirse –en promedio– a los 35 años por la pobreza, por trabajar semidesnudas a 5 grados bajo cero o simplemente por temor a ir a un hospital y que las llamen por sus nombres masculinos en una sala de espera llena. Pero desde anoche algo de eso comenzó a cambiar. El Senado aprobó una ley que les permitirá adecuar toda su documentación con su nombre de elección –incluida la partida de nacimiento– en forma gratuita, sin orden judicial y sin tener que acreditar que se operaron los genitales. Ahora, además, hospitales públicos, obras sociales y prepagas deberán cubrir los tratamientos hormonales y las cirugías de reasignación genital sin tener que esperar años a que un juez lo autorice.
Frente al Congreso, más de mil militantes esperaron a que el Senado aprobara el proyecto que ya había conseguido media sanción en Diputados. Anoche, entre aplausos, la ley se aprobó con 55 votos a favor y una abstención: Graciela Di Perna, del PJ de Chubut.
La nueva ley define como identidad de género “la vivencia del género tal como cada persona la siente, corresponda o no con el sexo asignado en el nacimiento”. “De ahí que ahora cualquiera podrá pedir la rectificación del sexo, el cambio de nombre de pila y su foto en cualquier documento público”, explicó anoche Pedro Paradiso Sottile, asesor jurídico de la Comunidad Homosexual Argentina. “Lo que logramos, además de dejar de entender a la identidad de género como una enfermedad, es desjudicializarla: ya nadie va a necesitar ni un abogado ni un juez ni acreditar que se operó o hizo terapias hormonales o psicológicas para que le permitan cambiarse el nombre”. Así, por vía judicial, lo había logrado Florencia de la V.
Los menores de 18 años también podrán cambiar sus documentos con autorización de sus padres o tutores. Pero si los padres se oponen, la ley establece que los niños y adolescentes podrán, con la asistencia de un “abogado del niño”, pedirlo por vía judicial. “La razón es que el travestismo se asume entre los 8 y los 13 años. Y muchas veces esos chicos o adolescentes son expulsados de sus casas por sus padres, por lo que nunca conseguirían ese aval”, explicó ayer ansiosa desde el Senado, Lohana Berkins, travesti salteña y dirigente de la Cooperativa Nadia Echazú.
El artículo 11 del texto que consensuaron entre todas las organizaciones que nuclean a la diversidad sexual obligará incluso a los médicos a capacitarse. La Ley determina que “todos los mayores de 18 podrán hacerse intervenciones quirúrgicas totales y parciales y tratamientos hormonales para adecuar su cuerpo a su identidad de género sin autorización judicial”. Los menores también podrán operarse sólo si un juez los autoriza. Para hacerlo el juez en cuestión tendrá 60 días de plazo.
Además, tanto las cirugías como los tratamientos hormonales quedan incluidos en el PMO, lo que significa que hospitales públicos, prepagas y obras sociales deberán pagarlos. “Esto es muy importante. Hasta ahora, las cirugías de reasignación genital estaban prohibidas por la ley del ejercicio de la medicina, y quienes lograron operarse fue por orden de un juez. Hoy sólo se estaban haciendo en un hospital y siempre bajo orden judicial”, explicó María Rachid, presidenta de la Federación LGBT. ¿Desde cuándo podrán hacerlo? “Seguramente haya dos etapas: una más inmediata de acceso a los tratamientos de hormonización, que evitará las prácticas caseras que ponen en riesgo su salud, y otra más lenta para que comiencen a realizarse las operaciones, porque es una especialidad médica con poco desarrollo en el país”, explicó Martín Canevaro, presidente de 100% Diversidad y Derechos.
Afuera, en la carpa desde la que siguió el debate, Alejandra Portatadino, sonreía emocionada. Es ingeniera mecánica y hasta 2002 fue gerenta en una petrolera. Pero cuando informó que iba a operarse y a pedirle a un juez que la autorizara a sacarse el nombre de varón, la echaron. Ahora, sabe, muchos podrán esquivar ese camino.
Aprobaron la Ley de Identidad de Género. Toda persona podrá ser identificada en el DNI con el género que desee, sin necesidad de operarse. Además, las cirugías deberán ser cubiertas por obras sociales y prepagas. Capacitarán a médicos.
Las personas trans –el término que se usa para esquivar el peso social de la palabra travesti– vivieron acostumbradas a que sus propios padres las echaran de sus casas, a que nadie les diera trabajo, a encontrar en la prostitución la única vía de supervivencia y a morirse –en promedio– a los 35 años por la pobreza, por trabajar semidesnudas a 5 grados bajo cero o simplemente por temor a ir a un hospital y que las llamen por sus nombres masculinos en una sala de espera llena. Pero desde anoche algo de eso comenzó a cambiar. El Senado aprobó una ley que les permitirá adecuar toda su documentación con su nombre de elección –incluida la partida de nacimiento– en forma gratuita, sin orden judicial y sin tener que acreditar que se operaron los genitales. Ahora, además, hospitales públicos, obras sociales y prepagas deberán cubrir los tratamientos hormonales y las cirugías de reasignación genital sin tener que esperar años a que un juez lo autorice.
Frente al Congreso, más de mil militantes esperaron a que el Senado aprobara el proyecto que ya había conseguido media sanción en Diputados. Anoche, entre aplausos, la ley se aprobó con 55 votos a favor y una abstención: Graciela Di Perna, del PJ de Chubut.
La nueva ley define como identidad de género “la vivencia del género tal como cada persona la siente, corresponda o no con el sexo asignado en el nacimiento”. “De ahí que ahora cualquiera podrá pedir la rectificación del sexo, el cambio de nombre de pila y su foto en cualquier documento público”, explicó anoche Pedro Paradiso Sottile, asesor jurídico de la Comunidad Homosexual Argentina. “Lo que logramos, además de dejar de entender a la identidad de género como una enfermedad, es desjudicializarla: ya nadie va a necesitar ni un abogado ni un juez ni acreditar que se operó o hizo terapias hormonales o psicológicas para que le permitan cambiarse el nombre”. Así, por vía judicial, lo había logrado Florencia de la V.
Los menores de 18 años también podrán cambiar sus documentos con autorización de sus padres o tutores. Pero si los padres se oponen, la ley establece que los niños y adolescentes podrán, con la asistencia de un “abogado del niño”, pedirlo por vía judicial. “La razón es que el travestismo se asume entre los 8 y los 13 años. Y muchas veces esos chicos o adolescentes son expulsados de sus casas por sus padres, por lo que nunca conseguirían ese aval”, explicó ayer ansiosa desde el Senado, Lohana Berkins, travesti salteña y dirigente de la Cooperativa Nadia Echazú.
El artículo 11 del texto que consensuaron entre todas las organizaciones que nuclean a la diversidad sexual obligará incluso a los médicos a capacitarse. La Ley determina que “todos los mayores de 18 podrán hacerse intervenciones quirúrgicas totales y parciales y tratamientos hormonales para adecuar su cuerpo a su identidad de género sin autorización judicial”. Los menores también podrán operarse sólo si un juez los autoriza. Para hacerlo el juez en cuestión tendrá 60 días de plazo.
Además, tanto las cirugías como los tratamientos hormonales quedan incluidos en el PMO, lo que significa que hospitales públicos, prepagas y obras sociales deberán pagarlos. “Esto es muy importante. Hasta ahora, las cirugías de reasignación genital estaban prohibidas por la ley del ejercicio de la medicina, y quienes lograron operarse fue por orden de un juez. Hoy sólo se estaban haciendo en un hospital y siempre bajo orden judicial”, explicó María Rachid, presidenta de la Federación LGBT. ¿Desde cuándo podrán hacerlo? “Seguramente haya dos etapas: una más inmediata de acceso a los tratamientos de hormonización, que evitará las prácticas caseras que ponen en riesgo su salud, y otra más lenta para que comiencen a realizarse las operaciones, porque es una especialidad médica con poco desarrollo en el país”, explicó Martín Canevaro, presidente de 100% Diversidad y Derechos.
Afuera, en la carpa desde la que siguió el debate, Alejandra Portatadino, sonreía emocionada. Es ingeniera mecánica y hasta 2002 fue gerenta en una petrolera. Pero cuando informó que iba a operarse y a pedirle a un juez que la autorizara a sacarse el nombre de varón, la echaron. Ahora, sabe, muchos podrán esquivar ese camino.
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